llanto de cristales rotos
lagrimas que derraman tu nombre
en el postrado lienzo bajo mi rostro
embalsamado de cenizas, ungido de ausencia
consagre mi verso a tu olvido
tras la ofrenda de un beso enmascarado
que a lo lejos se pronuncia como un eco
percibid la apología del aire
tu nombre se vuelve liquido al pronunciarlo
desde mis labios temblorosos y secos
murmurando letanías, distancia¡
corrompiendo la diáfana esperanza
de un corazón tras las rejas
dos almas atrapadas entre cristales ambiguos
percibiendo cada latido, en la oscuridad
a lo lejos el espejismo amargo
el presagio evocador, ante mis ojos
una nube abstracta que mi pecho sostiene
tan densa e inmaculada, lagrimas condensan el acto
entre la holgura y la nostalgia, sueños¡
proclama la inconsciencia mas pura
de lo que llaman amor, sin tregua alguna
tus brazos en el altar vacio que sostiene
la carencia y la codicia, en una sola palabra
impregnada de gotas de paciencia
la sangre coagulada en la espera
del ocaso y del consuelo intacto
las cadenas que arrastra el sumiso semblante
y el oscuro abismo en que desciende
cada instante, tan perdido
tan lóbrega su entrega, en lo profundo
que la muerte se satisface y se estremece
en el sádico designio del olvido
entre la mortaja desoladora que desciende
desde la cumbre del sentir desplomado
y la mirada desmayada en sumisión
tiempo¡ devorad los dolientes despojos
y que mis labios jamás pronuncian aquel nombre
que derraman mis memorias
en nombre de la ausencia
Ya te pedí perdón.
-
s
Henri Gervex (1852-1929)
Ya te pedí perdón, ¿qué más deseas…? ¿Que me arrastre, que pene, que
suplique…? ¿Que te llore mi error, que magnifique lo que...
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