No existe lazo ya; todo se rompio;
mi alma reposa al fin, nada desea.
trague el olvido, el corazón respire.
Lo has destrozado sin piedad;
mi orgullo una vez y otra vez pisaste
perdiendo el juicio o la razón ...
más nunca el labio exhalará un murmullo
para acusar tu proceder.
De grandes alas vengador temido
Dócil llenaste tu misión,
no era tuyo el poder que irresistible
restando ante ti mis fuerzas vencedoras.
Todo se terminó, recobro ahora mi aliento,
¡Angel de las venganzas! Ya eres hombre...
ni amor ni miedo al contemplarte siento.
Cayó tu cetro, perdió filo tu espada…
¡Cuan triste libertad respiro!
hice un mundo de ti que hoy quedo desconcertada,
en triste y profunda soledad me miro.
¡se dichoso tú!
este adiós que te deseo eterno,
sabe que aun tienes en el alma mía
generoso perdón, cariño mio y tierno.
Ya te pedí perdón.
-
s
Henri Gervex (1852-1929)
Ya te pedí perdón, ¿qué más deseas…? ¿Que me arrastre, que pene, que
suplique…? ¿Que te llore mi error, que magnifique lo que...
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