Surgió tentadora con su piel de nácar y su prominente busto. Él se acercó sigilosamente, tomándola por los hombros hundió los colmillos en su cuello y bebió con avidez la sangre que salía a borbotones. Con desolación se percató que acababa de ingerir tintura de ajo, su cuerpo comenzó a desintegrarse y sobre él cayó el maniquí con una bolsita empapada en el cuello.
@Lilith
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