Dios me ha mandado a decirte, que es hora de tu muerte.
Pero no te preocupes, yo en la muerte velare por ti.
Mi cuerpo.
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con la mirada perdida en el laberinto de tus venas. Y te haces mío, en una
ráfaga de situaciones que cantan con mi cuerpo; cincelando mi carne, como
una ...
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